“Cuando escucho opiniones diferentes. Sinceramente, lo pienso 3 veces.
¿Cuál es la razón?
Lo pienso tres veces y cuando no encuentro la respuesta yo mismo, lo hablo con ellos.
Pienso así.
“No lo entiendo del todo”
“Y yo quiero ir de esta manera”.
Pero la mayoría de las veces lo entiendo después de pensarlo tres veces. Debe haber una razón.
Por qué esto es así.
Puedes pensar de manera diferente si comprendes su intención.
Así que también tiendo a emitir mi juicio después de escuchar sus intenciones”.
Cuando escuché decir esto al cantante Doyoung, quien en un video narra el proceso de lo que sería su primer álbum como solista y la relación que pudo construir con el equipo creativo, creo que pude reflexionar un poco más acerca del mundo que se construye alrededor de nosotros cuando decidimos escucharnos.
No oirnos, sino escucharnos realmente.
Esa intención genuina de:
conocer el mundo del otro al menos por un instante.
comunicarnos sin aplastarnos con nuestras palabras o ideas.
Ya sea en el trabajo o quizás con las personas con las cuales interactuamos a diario.
Escuchar nos abre las puertas para:
formar vínculos.
evaluar vínculos.
aprender algo nuevo.
descubrir nueva información.
resolver conflictos.
fortalecer pensamientos.
Esta lista podría ser infinita sin duda debido a que escuchar es el acto más noble que nos une y nos hace crecer como seres humanos.
Para hacerlo es necesario disposición e intención de hacerlo. Cuando conectas con estas variables, algo cambia.
Sin duda algo cambia.
Es que cuando escuchamos y nos escuchan nace una oportunidad de construir un puente que nos une con el otro.
Algunas veces ese puente se construye fácilmente y algunas veces ello podría resultar un desafío. Eso es verdad.
No obstante, ¿Qué es lo que lo hace complejo o sencillo realmente?
Descifremos el arte de escuchar a continuación.
Fotografía por Pixabay via Pexels
¿Qué nos impide escuchar activamente?
Seamos honestos, ¿Qué nos impide escuchar o conectar con el otro genuinamente?.
Es momento de enfrentarnos a la verdad.
“El arte de la conversación radica en escuchar” - Malcom Forbes
Malcolm a través de esta frase nos recuerda que escuchar es la clave y el punto de partida para toda conversación.
Sin duda lo es porque no podríamos tener una conversación si no tenemos la intención de escuchar.
No podríamos conocer al otro, si no nos detenemos a hacerlo.
Lo que hoy representa un desafío, con el tiempo será algo sencillo de hacer. Créeme así lo será.
Con el tiempo seguiremos aprendiendo e incluso descubriremos más de ella. Debido a que escuchar activamente es algo que seguiremos descifrando a lo largo de nuestra vida y está bien.
Entreguémonos a ese proceso y permitámonos crecer.
Por ahora, ¿Por qué no descubrimos lo que nos impide escuchar de manera efectiva?
Descubramos los enemigos de una escucha activa:
Sonidos que emiten las notificaciones de un dispositivo electrónico como un celular.
Interrupciones
No prestar atención al oyente y evitar el contacto visual.
Preocupaciones personales ajenas a la conversación.
Reacciones emocionales tales como el aburrimiento o molestias que podamos tener durante una conversación.
Prejuicios
No empatía hacia las emociones y sentimientos de la otra persona.
Respuestas automáticas enfocadas solo en brindar soluciones o sugerencias sin escuchar lo que el otro nos ha comunicado.
Sentido de competitividad, es decir tener una escucha enfocada únicamente en identificar los errores de razonamiento o lógica de la otra persona con el fin de preparar una respuesta audaz a través de su silencio.
Suposición de ideas o pensamientos.
Actitud de crítica constante.
Escucha pasiva: No interacción con la otra persona generando así un entorno inseguro o incómodo.
Centrar la conversación en sí mismo. Ello genera que el oyente se sienta ignorado.
Inseguridades personales como falta de confianza o preocupación frente a la otra persona.
¿Reconoces alguna?
Si es así, déjame contarte que siempre es el momento perfecto para generar un cambio.
Antes de descubrir cómo aprender a escuchar, ¿Por qué no descubrimos los grandes beneficios de una escucha activa?
Veamos lo siguiente.
¿Cuáles son los beneficios de una escucha activa?
Quizás…
Te preguntes si realmente tu vida puede cambiar si aprendes a escuchar.
Quizás…
Te sientas incrédulo/a o escéptico/a de cómo algo tan simple puede generar un cambio trascendental para ti.
No te culpo, hay muchas cosas en la vida que subestimamos hasta que descubrimos su verdadero valor.
Aprender a escuchar no sólo te sorprenderá, sino que también cambiará la manera en que aprecias la vida.
Descubramos sus beneficios a continuación:
Generación de lazos y cercanía con otras personas.
Escuchar al otro es crear un puente entre esa persona y tú.
Al hacerlo te permites descubrir algo que desconocías de la otra persona.
Es dejar de lado suposiciones y predisponerse a comprender lo que la otra persona quiere decirte o expresar.
No olvides que una conversación requiere de retroalimentación.
No lo olvides.
Los dos son importantes y participan de ello.
Fortalecimiento de autoestima
¿Recuerdas cómo te sentiste cuando tuviste una conversación con una persona significativa para ti?
Ese es el regalo que recibes cuando te conviertes en un gran oyente o interactúas con uno.
De pronto una conversación del día a día se convierte en una experiencia positiva.
Una interacción en la que dos personas no solo se sintieron escuchadas, sino también apoyadas.
La confianza se transmite y se comparte.
El entorno se convierte en un hogar.
Un hogar que se construye gracias a dos personas.
Crecimiento personal
Una conversación en la que hay retroalimentación hay crecimiento.
No solo para uno, sino para los dos.
Quienes aprenden a escuchar, gozan de este gran beneficio porque para dar una sugerencia o comentario genuino se requiere de una escucha activa y consciente.
De igual manera, cuando un comentario se percibe como condescendiente, es evidente. Por lo que un gran oyente es fácil de percibir por su actitud genuina y su inigualable capacidad de no absorber tu energía, sino de expandirla.
Son personas que al escucharte te permiten aclarar un pensamiento y te hacen sentir mejor.
El apoyo con ellos se siente y te fortalece.
De eso se trata.
Ahora, descifremos cómo aprender a escuchar activamente.
¿Cómo aprender a escuchar activamente?
Escuchar es una práctica que requiere de nuestra voluntad para aprender distintas habilidades.
Habilidades que se pueden trabajar y mejorar todo el tiempo.
¿Sabías que un gran oyente alguna vez fue un mal oyente? ¡Así es!
Aunque no lo creas.
Permítete navegar los desafíos de convertirte en un gran oyente y permítete equivocarte.
Las veces que sean necesarias.
Siempre es el mejor momento.
Por cierto, antes de descubrir cómo aprender a escuchar activamente ¿Por qué no desciframos lo que NO es escuchar?
Ten en cuenta lo siguiente:
permanecer en silencio mientras alguien habla.
asentar con la cabeza.
decir mmm u otras expresiones cuando alguien habla.
repetir palabra por palabra lo que dice la otra persona.
¿Reconoces alguna? Te entiendo, yo también lo he hecho alguna vez.
En ese momento pensamos que estábamos siendo grandes oyentes. Sin embargo, en realidad no. Es probable que en ese momento la otra persona se haya sentido no escuchada o ignorada.
Por ello y para que no nos vuelva a suceder, consideremos estos consejos:
Enfócate en las últimas palabras y repitelas
Es posible que sientas que pierdes un poco la perspectiva cuando en una conversación se comparte abundante información. Por lo que sin duda te será de gran utilidad repetir las últimas palabras que expresa la otra persona. De esta manera no solo haces que la otra persona se sienta escuchada, sino que también generas en la conversación lo siguiente:
encaminas a la otra persona a que no se distraiga fácilmente de su narración.
generas fluidez en la información.
permites darle una pausa a la otra persona para ordenar sus ideas, pensamientos o emociones.
generas un entorno cómodo para la otra persona porque percibirá que estás escuchándola genuinamente.
No reformules lo que se comunica.
Expresar con tus propias palabras lo que la otra persona ha expresado puede generar una fricción emocional entre ambas partes. ¿Lo sabías?
Aunque no lo creas eso realmente sucede.
Una conversación consiste en crear un puente entre dos personas, no de intentar construir el puente solo con las ideas de otros. Por lo que procura hacerlo solo en el caso de que requieras verificar si has comprendido lo que la otra persona ha expresado.
Una manera de hacerlo es empleando las siguientes expresiones:
“Me gustaría asegurarme de haber comprendido correctamente lo que has mencionado, por lo que expresaré con mis palabras lo que dijiste hace instantes, ¿Te parece?”
No estoy seguro/a que haya comprendido lo que mencionaste, ¿Te molestaría si expreso con mis palabras lo que mencionaste hace instantes?
Muestra interés a través de señales no verbales.
Nuestro cuerpo y rostro comunican todo el tiempo.
En una conversación es evidente:
las expresiones faciales.
el lenguaje corporal.
el tono de voz.
Ellos son elementos clave durante una escucha activa.
Por lo que detalles como el contacto visual, la postura y la atención. Es decir, las señales no verbales que realizas con tu cuerpo al expresarte, son importantes para mostrar interés durante una conversación.
Estas te permitirán expresar y comunicar al oyente que estás enfocado en ese instante y no solo estas oyéndolo.
Recuerda, oír no es lo mismo que escuchar.
Regula y comunica tus emociones a tiempo
Seamos honestos, no todas las conversaciones son fáciles de llevar.
Hay algunas que te retarán significativamente por lo que es probable que te sientas:
alterado/a
frustrado/a
inquieto/a
antes de tener una conversación con alguien.
Para ello es importante que puedas regular tus emociones a tiempo, es decir que puedas permitirte navegar esa emoción o emociones que te inquietan. Puedes hacerlo a través de la siguiente:
meditación
ténica de respiración produnda 5-4-3-2-1
De igual manera, también es importante comunicarle a la otra persona si en el momento de la conversación estás pasando por un momento difícil. Hacerlo permitirá que la otra persona pueda comprender el motivo por el cual se te puede dificultar entender lo que la otra persona está expresándote.
Asimismo, hacerlo evitará lo siguiente:
ignorar lo que se expresa.
ignorar lo que no consideres “importante”.
deseo de apresurarte para culminar la conversación.
discutir fácilmente.
generar suposiciones irreales.
Comunicarnos a tiempo puede evitar malos entendidos y también nos recuerda nuestra naturaleza humana e imperfecta.
Nuestras emociones son temporales.
Tienes el poder.
Eres capaz.
No olvides que eres humano.
Ten compasión contigo y empatía con el otro.
Reconoce y admite tus limitaciones o puntos de mejora.
Distraerte y no comprender algo en específico es natural. Siempre puedes pedir perdón por ello y pedirle a la otra persona que repita lo expresado con amabilidad.
A todos nos puede pasar, recuérdalo.
Tomate un momento para ti y expresa lo que sientes de la manera en la que te gustaría ser tratado.
La amabilidad es clave.
Afronta con naturalidad las conversaciones
Ello consiste en tomarse el tiempo de ordenar tus ideas o pensamientos antes de responder o continuar una conversación. Hacerlo nos ayudará a evitar percibirnos como un robot que solo expresa la primera idea que aparece en su mente sin analizarlo antes.
La naturalidad es esencial, no lo olvides.
Asimismo, al detenernos a analizar nuestras palabras podremos también pensar con detenimiento el impacto que puede generar nuestra respuesta o palabras en el otro.
La empatía nunca debe ausentarse cuando interactuamos con alguien.
La empatía nos hace mejores oyentes y también personas.
Sin duda detenerse un momento puede cambiarlo todo.
Detenerse es también conectar con el ahora.
El aquí y ahora.
Pregúntate lo siguiente
Finalmente, utiliza las siguientes preguntas para ayudarte a conectar con el potencial que tienes para convertirte en un gran oyente:
¿Cómo suelo escuchar?: Reflexión personal acerca de tus habilidades como oyente y reconocimiento de puntos de mejora.
¿Qué es lo que necesito escuchar ahora?: Análisis de las necesidades que se requieren para entablar la conversación.
¿Quién es el foco de la conversación?: Recordatorio de que una conversación se alimenta a través de dos personas y no solo de una.
¿Hay algo que me estoy perdiendo o ignorando?: Identifica la información explícita e implícita de la conversación
¿Estoy intentando protagonizar esta conversación?: Recordatorio de poner atención y no sumergirte en los pensamientos personales que te distraen de conectar con el otro.
¿Qué te han parecido estas preguntas?
Espero que puedas utilizarlas en tu vida diaria.
Por cierto, ¿Oyes o escuchas?
¡Nos vemos la próxima!
Landyan.
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